Ya estoy de nuevo por tierras murcianas, y atrás dejo la experiencia vivida en la Sevilla procesionaria. Es increíble ver como cambian las tradiciones y la forma de vivirlas de una provincia a otra. Sinceramente, me encantó la Semana Santa sevillana, sus pasos, sus palios, sus bandas de música, las largas filas de penitentes con la vela, los niños pidiendo cera, la gente en la calle de charla esperando que pasara la procesión, el silencio al pasar el paso, la búsqueda de la procesión, la espera a la decisión del cabildo, las emocionantes revirás de los pasos, los costaleros... Tantos elementos que la hacen especial y diferente a las procesiones de mi Murcia que no dejan de tener su encanto también.
Y como dije también me valió para pensar, y aclararme con los problemas que últimamente me rondaban que, como sabéis, no eran pocos, y aunque parezca extraño también tome decisiones con respecto a ellos. Sobre el vecino y el bar, no achantarme y tomar una actitud más valiente; sobre mi padre, aceptar esta nueva etapa e intentar apoyarlo, cada uno tenemos nuestros defectos y nuestra forma de ser y no por eso debemos ser repudiados. Las cosas se luchan siempre desde dentro, nunca esperando desde fuera y creo que no solucionaré nada alejándome de él y dándole la espalda.
Pero surgieron otros problemas y esta vez con el Ñajo. Caminico de vuelta salió la convocatoria de oposición en Andalucía, a la que estaba pensando no presentarme porque ahora mismo yo no quiero irme fuera de Murcia, él y mi familia están aquí, y yo no quiero una relación a distancia. No quiero decir que lleve la oposición tan bien que vaya a aprobarla, sino que el mero hecho de hacerla es entrar en la posibilidad de tener que poner tierra de por medio, y ...
La cuestión es que se lo comenté a él, y le dije que ahora mismo no me compensaba, que lo que tenía aquí, para mí, significaba mucho más... y él me dejó claro que esto no era importante, que él tenía claro que si estuviera en mi situación saldría pitando y lo intentaría en cualquier sitio. Es decir que si el estuviera en mi lugar, le importaría un carajo y se iría a buscarse la vida. Tras esa conversación surgió el silencio, y unas terribles ganas de llorar que me aguanté. ¿Qué he estado haciendo durante estos casi 3 años? ¿Tenemos algo o esto es un simple entretenimiento? De pronto, no entendía nada, no sabía qué es lo que estaba pasando. Él también se calló y durante un buen rato solo estuvo con nosotros lo que a lo lejos sonaba por la radio.
Cuando paramos a comer tuvimos otra deliciosa conversación, esta vez con mis amigos. Yo no he sido de tener nunca un millón de amigos, sino de pocos y de intentar tratarlos bien, aunque no fuera recíproco. De pronto la conversación derivó en una pregunta: ¿En quién confiarías tú para contarle algo? Intentando demostrarme que yo no tengo amigos en los que confiar, o yo que sé qué... al cabo de un rato, otra vez de silencio, le dije que no entendía a cuento de que esta pregunta, nunca he sido de miles de amigos pero sé a quien iría según lo que necesitara de determinado momento, cada persona tiene sus virtudes y aquello que te puede ofrecer.
Me hizo sentir una mierda...
Para colmo, ayer a la hora de la siesta decidimos tumbarnos, y yo, como siempre me puse un poco tocón, ganas que él no compartía, total que decidí relajarme y dormir un pelín. El hecho es que mi respiración profunda le molestaba para hacer sudokus... Me despertó a su manera, y yo decidí levantarme de la cama, ya me había desvelado. Cosa que tampoco entendió y que como niño que sabe que no lo ha hecho bien intentó recular abrazándome y poniéndose mimoso. Yo ya estaba desvelado, aguanté con los ojos abiertos un cuarto de hora y me levanté.
Esos 15 minutos me sirvieron para tomar alguna decisión. Al final voy a echar la solicitud para la oposición, sé que no la voy a aprobar, porque no es para ésta para la que me estaba preparando pero está claro que esto no es lo que pensaba. Soy una pieza que se puede sustituir, y que tengo la importancia justa. Si al final hubiera un golpe de "suerte"... (las lágrimas me salen de los ojos cada vez que pienso en esto).
Me rompió el corazón cuando le dije que aquí tenía cosas importantes como tú y yo... y él no hizo caso alguno, parecía más un peso que un alago. No tengo palabras para explicar como me siento, lo quiero con todo mi alma y yo quisiera seguir viviendo esta historia, pero ahora mismo ya no sé si eso es lo que el siente y quiere o simplemente soy alguien al que le tiene pena...
Buffff.... me parece que tengo una conversación sería pendiente con él...
Como veis Sevilla me ha traido más quebraderos de cabeza que ideas claras... Ya os contaré...